El equipo técnico aplica un tratamiento especializado que asegura la adaptación de la planta. Las plantas se colocan dentro de una maceta o contenedor reforzado. Se recortan con precisión las raíces o partes dañadas y se trabaja la base para que pueda arraigar con fuerza. Se añaden nutrientes y se instala un sistema de riego adaptado a las necesidades de cada ejemplar.
Este proceso garantiza que el ejemplar se adapte al nuevo entorno y alcance su mejor versión posible.